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Versículo: Dios no miente, no es un humano


Versiculo Dios No Es Hijo De Hombre Para Que Mienta

¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero compartir con ustedes una verdad poderosa y reconfortante: «Dios no es hijo de hombre para que mienta» (Números 23:19, Reina Valera). Esta afirmación nos recuerda que nuestro Dios es fiel y veraz en todo momento, y podemos confiar plenamente en sus promesas.

Vivimos en un mundo donde la mentira y la decepción son moneda corriente. Muchas veces nos encontramos rodeados de personas que nos prometen cosas que nunca cumplen, o incluso nosotros mismos podemos caer en la tentación de decir una mentira para obtener beneficios personales. Sin embargo, Dios es diferente. Él es el único en quien podemos confiar plenamente, porque su carácter es perfecto y no hay engaño en Él.

Cuando leemos la Biblia, encontramos numerosas promesas que Dios ha hecho a su pueblo. Promesas de amor, protección, provisión y salvación. Y podemos estar seguros de que estas promesas se cumplirán, porque nuestro Dios no puede mentir. Su Palabra es fidedigna y se mantiene firme para siempre.

En medio de las dificultades y desafíos que enfrentamos en la vida, es fácil caer en la desesperanza y la duda. Tal vez estemos atravesando una enfermedad, enfrentando problemas financieros o luchando en nuestras relaciones. Pero en esos momentos, recordemos que Dios no es hijo de hombre para que mienta. Él está con nosotros en cada circunstancia, y podemos confiar en su fidelidad.

Cuando el pueblo de Israel estaba en el desierto, enfrentando diversas pruebas, Dios les recordó esta verdad a través del profeta Balaam: «Dios no es hombre, para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta» (Números 23:19, Reina Valera). Aunque el enemigo intentaba maldecir al pueblo de Dios, Dios lo transformó en bendición. Dios cumplió sus promesas y los guió hacia la tierra prometida.

Hoy en día, como creyentes, también enfrentamos desafíos y pruebas. Pero no olvidemos que Dios sigue siendo el mismo. Él es el Dios fiel que cumple sus promesas en el tiempo perfecto. Podemos confiar en su amor inquebrantable y en su poder para llevarnos victoriosamente a través de cualquier dificultad.

Cuando enfrentamos momentos de duda o incertidumbre, volvamos nuestros ojos a la Palabra de Dios. Allí encontraremos consuelo y fortaleza para perseverar. Recordemos las palabras de Jesús: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (Juan 14:6, Reina Valera). Él es la verdad encarnada, y en Él encontramos la seguridad y la certeza que necesitamos.

En conclusión, queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre que «Dios no es hijo de hombre para que mienta» (Números 23:19, Reina Valera). En un mundo lleno de engaño, podemos confiar plenamente en nuestro Dios. Sus promesas son verdaderas y su amor es inmutable. No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, Él está con nosotros y nos guiará hacia la victoria.

Mantengamos nuestros ojos puestos en Jesús, quien es la verdad y la vida. Confíemos en su fidelidad y en su poder para cumplir todas sus promesas. ¡Nuestro Dios es digno de confianza! Que esta verdad nos inspire a vivir vidas de fe y a compartir el amor de Dios con aquellos que nos rodean.

Recordemos siempre: «Dios no es hijo de hombre para que mienta» (Números 23:19, Reina Valera). Amén.