Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes un versículo poderoso que se encuentra en la Palabra de Dios. Es un mensaje que nos anima a vivir nuestras vidas de una manera que honre y glorifique a nuestro Señor Jesús. El versículo al que me refiero es “Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón” (Colosenses 3:23).
Cuando leemos este versículo, encontramos una verdad profunda y transformadora. Nos dice que no importa lo que estemos haciendo en nuestras vidas, ya sea en nuestro trabajo, en nuestras relaciones o en cualquier otra área, debemos hacerlo de corazón. Esto implica que debemos hacerlo con pasión, con sinceridad y con un espíritu dispuesto.
En el contexto de Colosenses 3, el apóstol Pablo está exhortando a los creyentes a vivir de acuerdo con su nueva identidad en Cristo. Les insta a dejar de lado las actitudes y los comportamientos pecaminosos y a abrazar una vida de justicia y santidad. En medio de esta exhortación, nos encontramos con estas poderosas palabras: “Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón”.
Esto significa que no importa qué tarea se nos haya encomendado, grande o pequeña, debemos abordarla con un corazón entregado a Dios. No se trata solo de hacerlo por hacerlo, sino de hacerlo con un propósito y una intención. Dios quiere que pongamos nuestro corazón en todo lo que hacemos, para que podamos reflejar Su gloria y Su amor a aquellos que nos rodean.
Cuando vivimos de acuerdo con este versículo, nuestras vidas se transforman. Ya no nos conformamos con mediocridad o con hacer las cosas solo por obligación. En cambio, nos esforzamos por dar lo mejor de nosotros en cada situación. Ya sea en nuestro trabajo, en nuestra familia o en nuestra iglesia, buscamos hacerlo todo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Cuando hacemos esto, estamos viviendo en obediencia a la Palabra de Dios. En Proverbios 16:3 leemos: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”. Cuando entregamos nuestras acciones y nuestros proyectos a Dios, Él nos guía y nos da la sabiduría que necesitamos. Nuestros esfuerzos se vuelven fructíferos y nuestras vidas se llenan de propósito y significado.
Además, cuando vivimos de acuerdo con este versículo, somos un testimonio vivo del amor de Dios. Nuestro compromiso y dedicación en todo lo que hacemos refleja el corazón de nuestro Padre celestial. Mostramos a aquellos que nos rodean que nuestro Dios es real y que Él nos capacita para hacer todas las cosas. Nuestra vida se convierte en una luz brillante que ilumina el camino hacia Jesús.
Hermanos y hermanas, no importa en qué etapa de la vida te encuentres en este momento, te animo a que tomes este versículo como un recordatorio constante. Sea cual sea tu situación, recuerda siempre “Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón”. Permítele a Dios que guíe tus acciones y que te dé la pasión y la determinación para vivir una vida que le agrade.
Así que, cuando te enfrentes a los desafíos y a las tareas cotidianas, recuerda este versículo. Permítele que te impulse a hacerlo todo con un corazón entregado a Dios. Cuando lo hagas, verás cómo tu vida se transforma y cómo Dios obra maravillas a través de ti.
Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón. Que esta verdad se arraigue en lo más profundo de nuestros corazones y nos lleve a vivir vidas que reflejen la gloria de Dios. Que nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros pensamientos sean siempre un testimonio vivo de Su amor y gracia.
Que Dios les bendiga abundantemente y les guíe en todo lo que hagan.
Versículo y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón.