¡Bienvenidos, amados hermanos y hermanas en Cristo!
Hoy nos reunimos para reflexionar sobre la importancia de dar la bienvenida a aquellos que nos rodean. En la sociedad actual, a menudo nos encontramos con situaciones en las que las personas se sienten excluidas, solas y sin esperanza. Como seguidores de Jesús, tenemos la responsabilidad de ser luz en medio de la oscuridad y mostrar el amor y la gracia de Dios a todos aquellos que nos rodean.
El versículo para dar bienvenida que encontramos en la Palabra de Dios es un recordatorio de la importancia de recibir a los demás con amor y hospitalidad. En Hebreos 13:2, leemos: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”. Este versículo nos enseña que al dar la bienvenida a otros, podríamos estar recibiendo a personas que Dios ha enviado a nuestras vidas para bendecirnos o ser bendecidos por nosotros.
La hospitalidad es una actitud que podemos practicar en todas las áreas de nuestras vidas. En nuestras casas, podemos abrir nuestras puertas y corazones para recibir a aquellos que necesitan un lugar de refugio. En nuestras iglesias, podemos acoger a los visitantes y hacerles sentir parte de nuestra familia en Cristo. Incluso en nuestras comunidades y lugares de trabajo, podemos ser personas amables y compasivas que buscan ayudar a los demás en sus momentos de necesidad.
Pero, ¿por qué es tan importante dar la bienvenida? En Mateo 25:35, Jesús nos enseña: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis”. Al dar la bienvenida a los demás, estamos mostrando el amor de Cristo y brindando ayuda y apoyo a aquellos que lo necesitan. Al hacerlo, estamos obedeciendo el mandato de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Además, dar la bienvenida a otros nos permite ser testigos del poder transformador del amor de Dios. En Romanos 15:7, leemos: “Por tanto, acogeos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. Al recibir a los demás con amor y aceptación, estamos reflejando el carácter de Cristo y permitiendo que su luz brille a través de nosotros.
Sin embargo, dar la bienvenida no siempre es fácil. A veces, podemos encontrarnos con personas que son diferentes a nosotros, que tienen diferentes creencias o que han pasado por diferentes experiencias de vida. Pero es precisamente en estas situaciones donde el amor de Dios puede brillar aún más. En Juan 13:34-35, Jesús nos dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Queridos hermanos y hermanas, hoy los invito a reflexionar sobre nuestro papel como cristianos en el mundo. Somos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, a dar la bienvenida a aquellos que nos rodean y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Que nuestro corazón se llene de compasión y amor, y que nuestras acciones reflejen el carácter de Cristo en todo momento.
En conclusión, el versículo para dar bienvenida que encontramos en Hebreos 13:2 nos recuerda la importancia de ser personas hospitalarias y acoger a los demás con amor. Al hacerlo, estamos obedeciendo el mandato de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y estamos siendo testigos del poder transformador del amor de Dios. Que en nuestras vidas, iglesias y comunidades, podamos ser conocidos por nuestra hospitalidad y amor incondicional. Que el versículo para dar bienvenida sea una guía en nuestra vida cotidiana, recordándonos siempre la importancia de recibir a los demás con amor y aceptación. ¡Que Dios les bendiga abundantemente!
Versículo Para Dar Bienvenida: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2).