Versículo para predicar por primera vez: 2 Timoteo 1:7 – “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (Reina Valera)
¡Bienvenidos, amados hermanos y hermanas en Cristo!
Hoy nos reunimos aquí para celebrar un momento especial en la vida de alguien que se ha sentido llamado por Dios para predicar por primera vez. Es un privilegio estar aquí y ser testigos de este paso de fe, donde nuestro querido hermano/s hermana/s se disponen a compartir la Palabra de Dios con todos nosotros. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para animarlos y recordarles algunas verdades poderosas que encontramos en la Biblia, específicamente en el versículo para predicar por primera vez que se encuentra en 2 Timoteo 1:7.
Versículo para predicar por primera vez: 2 Timoteo 1:7 – “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (Reina Valera)
Nuestro Padre celestial nos ha equipado con todo lo que necesitamos para cumplir con el llamado que Él ha puesto en nuestras vidas. En momentos como este, es natural que sintamos nerviosismo, ansiedad e incluso miedo. Pero en este versículo, el apóstol Pablo nos recuerda que no debemos permitir que esos sentimientos nos dominen. Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino todo lo contrario, nos ha dado un espíritu de poder.
Cuando nos levantamos para compartir la Palabra de Dios, no estamos solos. El Espíritu Santo está con nosotros, guiándonos, fortaleciéndonos y capacitándonos. No importa cuál sea la respuesta de la audiencia, recordemos que no estamos dependiendo de nuestra propia fuerza, sino de la fuerza de Dios que obra en nosotros. Él nos ha empoderado para llevar su mensaje de esperanza y salvación a aquellos que nos rodean.
Versículo para predicar por primera vez: 2 Timoteo 1:7 – “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (Reina Valera)
Además del poder, Dios nos ha dado un espíritu de amor. En nuestros sermones y predicaciones, debemos recordar siempre que el amor es el fundamento de todo. Nuestra motivación debe ser el amor que Dios nos ha mostrado a través de su Hijo Jesucristo. Amamos a las personas porque Dios las ama y desea que todos sean salvos. Nuestro mensaje debe estar impregnado de amor y compasión, buscando siempre el bienestar espiritual de aquellos a quienes predicamos.
Finalmente, Dios nos ha dado un espíritu de dominio propio. Como predicadores, debemos ser ejemplos vivientes de lo que enseñamos. Debemos vivir vidas que reflejen la verdad que proclamamos. Esto implica tener dominio propio en todas las áreas de nuestra vida, tanto en nuestras palabras como en nuestras acciones. Necesitamos ser disciplinados y estar dispuestos a someternos a la voluntad de Dios en todo momento.
Versículo para predicar por primera vez: 2 Timoteo 1:7 – “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (Reina Valera)
Queridos hermanos y hermanas, este versículo para predicar por primera vez nos recuerda que no estamos solos en esta tarea. Dios está con nosotros y nos ha equipado con todo lo que necesitamos. No permitamos que el miedo o la inseguridad nos impidan cumplir con el llamado que Dios nos ha dado. Confíemos en su poder, amemos a las personas como Él nos ama y vivamos vidas de dominio propio.
Hoy, mientras nuestro querido hermano/s hermana/s se preparan para predicar por primera vez, les animo a que confíen en Dios y en su Palabra. Que su mensaje sea lleno de poder, amor y dominio propio. Que el Espíritu Santo les guíe en cada palabra y que sus vidas sean testimonios vivientes del poder transformador de Dios.
Que este versículo para predicar por primera vez, 2 Timoteo 1:7, sea un recordatorio constante de la fuerza, amor y dominio propio que Dios ha depositado en cada uno de nosotros. ¡Que Dios les bendiga abundantemente en este nuevo capítulo de su ministerio y que muchos sean tocados y transformados a través de su predicación!
Versículo para predicar por primera vez: 2 Timoteo 1:7 – “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (Reina Valera)